Es un gusto y un lujo reencontrar el placer de adentrarse en narraciones tan hábilmente contadas como la novela que aquí se reseña. Para amantes de los relatos con encanto, se nos brinda la feliz ocasión de dejarse llevar por una ficción de estilo hechizante como es Canción bajo el agua, de la escritora Fàtima Beltran Curto.
En esta cautivadora obra de trazos elegíacos y poéticos (junto al realismo de un dramático contexto histórico) no exentos de una afilada ironía, encontramos ecos de las inolvidables Cien años de soledad, Pedro Páramo o La casa de los espíritus, entre otros clásicos del género. Fàtima Beltran Curto es heredera del mejor realismo mágico literario, una digna sucesora del caudal imaginativo y creativo de referentes como Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Isabel Allende,… La autora de Canción bajo el agua muestra una gran capacidad de fabulación, un enorme talento para crear historias de ficción magmática con estilo magnético, un don especial y una habilidad portentosa construyendo tramas y personajes con una sólida potencia imaginativa y una solvencia narrativa encomiable.
Revistiendo su universo narrativo de un estilo fresco y de una admirable riqueza léxica, sorprende en esta novela la precisión de los adjetivos en una prosa fluida, rica y envolvente. A través de ella, la trama y sus partes quedan muy bien enlazadas gracias a una eficaz estructura y a una historia contada con una fuerza que no decae en ningún momento, al filo de una tensión sostenida. Ahí encontramos ideas ingeniosas y originales, detalles sorprendentes que otorgan color a la narración e interés a los personajes. Estos se nos antojan tremendamente humanos, con sus fortalezas y flaquezas, sus virtudes y defectos. Complejos y a la vez entrañables, parecen cercanos en su peculiaridad. Hay en ellos luces, sombras y penumbras en una gradación de colores y grises que nos resultan familiares y nos remiten, en el contexto de la guerra civil española y la posguerra en que se desarrolla el argumento, a nuestros mismísimos antepasados. Se hace inevitable asociar, en el baúl de nuestra mente y a medida que avanzamos en la novela, algunos de sus personajes con el recuerdo -o con lo que nuestros familiares nos han contado- de algunos antepasados nuestros que vivieron aquel contexto, o con lo que ellos contaban de aquella época y de la contienda bélica referida en el libro.
El marco espaciotemporal (los años de la guerra y la posguerra franquistas, un pueblo pintoresco,…) y los personajes con sus variopintos caracteres, nos llegan a través de una prosa vívida, ricamente descriptiva a la vez que ágil. Y a menudo trasluciendo, como guinda añadida a la lectura, una ironía que hace ligera y atractiva la retahíla de sucesos contados con gracia e ingenio. Muchas anécdotas resultan chuscas, así como singulares detalles y matices realzados por una prosa a veces poética, bien trenzada y siempre efectiva. Por eso las primeras páginas de la novela nos invitan a seguir leyendo una historia que, como se ha dicho antes, no decae. Por cierto: el primer capítulo es ya, todo él, una pequeña obra maestra; solo este primer capítulo es ya magistral y perfectamente redondo en sí. Esta perfección unitaria se manifiesta de nuevo al final, cuando todo vuelve a encajar y el conjunto cobra un maravilloso sentido entre el inicio y el desenlace de la obra. La maestría en el arranque del primer capítulo adquiere, pues, una luz especial cuando concluimos la lectura de la novela.
Canción bajo el agua mantiene el hechizo que ya nos había deparado la anterior novela de su autora, la brillante Bienalados (2019). Uno de sus muchos aciertos es la combinación de drama -incluso tragedia- con un refrescante y bien dosificado sentido del humor, a veces sutil y entre líneas y otras descaradamente directo, humanizando con inteligencia chispeante la materia contada. El trasfondo histórico, real -la guerra civil española y la posguerra- aparece yuxtapuesto a un costumbrismo agridulce y tragicómico, entre lo realista y lo poético, lo terrenal y lo fantasioso, lo serio y lo irreverente, lo verosímil y lo deliciosamente absurdo. Así, nos hallamos ante una novela completa y una obra calidoscópica, tanto en el fondo como en la forma. En cuanto a su vertiente formal, por ejemplo, el texto alterna el género puramente narrativo (incluyendo el estilo directo, indirecto y diálogos) con el estilo epistolar. Este rasgo -las cartas, todas ellas cortas, intercaladas en la trama- junto a la brevedad de muchos de los capítulos, otorga agilidad a la lectura a pesar de los saltos cronológicos con que juega la estructura narrativa.
En suma, Canción bajo el agua es sin duda una novela entretenida y recomendable para lectores ávidos de buenas historias, para lectores con sed de ficción de calidad. Ideal para sumergirse en una vibrante ficción narrada con brío, con un gran dominio del vocabulario y con un estilo impecable. El disfrute está asegurado.
Eloi Babí
Abril 2021
1 comentari
llegint aquesta crítica sento l’impuls gairebé hipnòtic d’afanyar-me a llegir aquesta història que promet ser fascinant.